Cartagena y la paradoja del agua

 13 Oct 2025 

Por Álvaro Viloria Romero *

Una ciudad que se ahoga

Cartagena de Indias, la heroica ciudad amurallada del Caribe colombiano, es un símbolo de historia, cultura y resiliencia. Sin embargo, bajo su imagen de patrimonio mundial se esconde una contradicción profunda: una ciudad rodeada de agua que se inunda con su propia lluvia. Esta paradoja revela la fragilidad de un sistema urbano donde la gestión del agua -vital para la vida y el desarrollo – se ha convertido en una fuente crónica de desastre.

El colapso de los drenajes pluviales en Cartagena no es solo un problema de infraestructura deficiente, sino el reflejo de un entramado de desigualdades sociales, errores históricos de planificación, degradación ambiental y falta de gobernanza efectiva.

Contexto geográfico, hidrológico y urbano

Cartagena se asienta sobre una llanura costera con un relieve bajo y una red natural de ciénagas, humedales y caños -entre ellos Ricaurte, Chimaría, Tabú y Casimiro – que históricamente drenaban hacia la Ciénaga de la Virgen y la Bahía de Cartagena. Esta condición geográfica, combinada con un nivel freático alto y lluvias intensas entre abril y noviembre, la hace altamente vulnerable a inundaciones.

La cuenca urbana recibe escorrentías provenientes de la Serranía de Turbaco, donde los caudales pico durante eventos de precipitación intensa superan la capacidad hidráulica de los canales urbanos. La sedimentación progresiva, la formación de playones y la reducción de secciones transversales por ocupación humana han disminuido drásticamente la capacidad de conducción del sistema. Además, las variaciones en el flujo del Canal del Dique y las mareas de la bahía modifican la dinámica hidrológica, incrementando el riesgo de anegamiento en sectores planos y periféricos.

Factores sociales y antropogénicos

La cara más humana de la crisis se observa en los barrios populares asentados en zonas de bajamar o en los márgenes de los canales. Miles de familias desplazadas o migrantes, sin opciones de vivienda formal, habitan en áreas que deberían funcionar como zonas de expansión hídrica natural. Estas comunidades sufren las consecuencias directas de cada temporada de lluvias: pérdida de enseres, enfermedades, interrupción del trabajo y deterioro del tejido social.

Más del 90% de los canales presenta obstrucciones por residuos sólidos, escombros y vertimientos domésticos. La inexistencia de una cultura de manejo de residuos, sumada a la precariedad del servicio de recolección, ha convertido a los drenajes en verdaderas cloacas a cielo abierto. A esto se suman intervenciones empíricas -represamientos, desvíos y construcciones sobre cauces – que alteran el régimen natural de escorrentía y agravan la vulnerabilidad del sistema urbano.

Dimensión ecológica y ambiental

Los caños y canales de Cartagena no son simples infraestructuras hidráulicas: son ecosistemas vivos que conectan manglares, ciénagas y la bahía. Su degradación implica la pérdida de biodiversidad y el colapso de procesos ecológicos esenciales.
El vertimiento continuo de aguas residuales domésticas e industriales, junto con el arrastre de sedimentos contaminados, ha generado fenómenos de eutrofización, mortandad de peces y proliferación de vectores de enfermedades como dengue, zika y chikungunya. Los manglares y praderas marinas, que actúan como barreras naturales frente a inundaciones y erosión costera, están siendo reemplazados por rellenos, residuos y urbanizaciones irregulares.

El deterioro ecológico disminuye la resiliencia del sistema costero, reduciendo su capacidad de amortiguar los impactos de lluvias extremas, mareas y ascenso del nivel del mar, factores que el cambio climático intensificará en las próximas décadas.

Diagnóstico institucional y gobernanza del agua

La fragmentación institucional es uno de los mayores obstáculos para resolver la crisis. Cartagena carece de una entidad pública que coordine integralmente la gestión del drenaje pluvial. La responsabilidad se dispersa entre la Alcaldía, el Establecimiento Público Ambiental -EPA, la Oficina de Gestión del Riesgo, la Corporación Autónoma Regional del Canal del Dique -Cardique – y otros actores sin competencias claras ni coordinación técnica.

El resultado es una respuesta reactiva y de corto plazo: limpieza de canales tras emergencias, obras inconexas y ausencia de planificación territorial vinculante que impida la ocupación de zonas de alto riesgo.

Los documentos técnicos y los debates en el Concejo Distrital coinciden en la necesidad urgente de un marco normativo robusto, con presupuesto propio y capacidad operativa para mantener, rehabilitar y restaurar el sistema pluvial como parte esencial de la infraestructura verde de la ciudad.

Impactos socioeconómicos

Cada temporada de lluvias impone un alto costo económico. Las inundaciones paralizan el transporte público, interrumpen actividades comerciales y deterioran la imagen turística de la ciudad, afectando su principal fuente de ingresos. Las pérdidas materiales en hogares vulnerables perpetúan el ciclo de pobreza y exclusión, mientras los recursos públicos se consumen en reparaciones y emergencias en lugar de destinarse a prevención y desarrollo social.

De este modo, la crisis pluvial no solo es un asunto de ingeniería, sino un factor estructural de inequidad urbana: los más pobres pagan el precio más alto por las fallas de la gestión ambiental.

Hacia una estrategia integral de soluciones

Superar la paradoja del agua en Cartagena requiere un cambio de paradigma en la forma de pensar y manejar el territorio. Entre las acciones prioritarias destacan:

  1. Infraestructura verde y soluciones basadas en la naturaleza (SbN): restauración de riberas con vegetación nativa, construcción de humedales artificiales, pavimentos permeables y parques inundables.
  2. Gestión integral de residuos sólidos: fortalecimiento de la recolección, campañas de educación ambiental y sanciones efectivas contra el vertimiento en canales.
  3. Planificación urbana inclusiva: reubicación progresiva de comunidades en riesgo, con proyectos de vivienda digna y ordenamiento territorial basado en criterios hidrológicos.
  4. Separación de redes pluviales y sanitarias: construcción y rehabilitación de sistemas independientes para evitar contaminación cruzada.
  5. Fortalecimiento institucional: creación de una autoridad distrital del agua y drenajes con autonomía técnica y financiera.
  6. Monitoreo y alerta temprana: implementación de estaciones hidrometeorológicas y sistemas digitales de información para anticipar inundaciones y gestionar emergencias.

Una ciudad rica y empobrecida

El sistema de drenajes pluviales de Cartagena es el espejo donde se reflejan sus contradicciones: una ciudad rica en agua, historia y cultura, pero empobrecida por su desarticulación institucional y desigualdad social. Resolver esta crisis exige una gestión integrada del agua que combine ingeniería, restauración ecológica, educación ciudadana y gobernanza participativa.

Solo cuando Cartagena reconozca el valor ambiental, social y simbólico de sus cuerpos de agua -y los integre a su modelo de desarrollo urbano – podrá dejar de ahogarse en sus lluvias y aprender a convivir con el agua como aliada y no como amenaza.

Gerente de Proyectos de Enterritorio SA y exgerente de Aguas de Bolívar SA-ESP; Ingeniero civil, especialista en Análisis y Gestión Ambiental, Gerencia Pública, Consultoría Ambiental y Gerencia de Proyectos de Construcción.
Las opiniones expresadas por el autor de esta columna no reflejan necesariamente las de la institución donde trabaja.

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