EL ARQUERO DEL MAIZAL
Por Wilberto Peñarredonda
En Magangué para finales de los ochenta, se dió el auge de la práctica del famoso Fútbol 9. No sé quién carajo se inventó ésta categoría, tan inusual como zamparle bombardino a la música vallenata. En todo caso en la mayoría de las reconocidas canchas de este bello puerto, se llevaron a cabo una serie de campeonatos y el realizado en la cancha del Club Campestre tuvo gran preponderancia por su excelente organización, factor fundamental para que dicho certamen se mantuviera vigente por varios años.
En ese rol, los Babillones del Pretil de Don Marce, pasadas las tres de la tarde de lunes a viernes, tomábamos el bus urbano en medio de una descomunal algarabía orquestada por El Rocha, en la esquina de la casa del viejo Gumersildo Lastre - hoy Liverpool - y nos dirigíamos con destino al renombrado club que está ubicado cerca al barrio Camilo Torres, para enfrentar a varias líneas que ahí confluían en aras de pasar un rato de sana diversión y esparcimiento.
Los partidos, en los que se apostaba para darle mayor motivación al asunto, eran de a un gol y quien perdía, salía de inmediato para darle paso a otra escuadra.
Por lo general, habían de tres a cuatro equipos y los que llegaban primero iniciaban la jarana,
que se extendia hasta las seis de la tarde cuando la oscurana y la mosquitera hacían su aparición, y no permitían el normal desarrollo del juego. Las novenas que no fallaban al agite vespertino eran las de los Merqueros, ancabezada
que se extendia hasta las seis de la tarde cuando la oscurana y la mosquitera hacían su aparición, y no permitían el normal desarrollo del juego. Las novenas que no fallaban al agite vespertino eran las de los Merqueros, ancabezada
por Lucho Tapia, Otoniel, Carlos Posada, El Chino, Leandro, Julián Ramírez, Roberto, el flaco Villegas, El Bombillo, Pedro Vásquez, Nagel Navas, Edgar Olivero, entre otros.
De Olaya bajaban; el finado Gallina, Parodi, la Pelaita, El Panty, Goylo, Federico Furnieles, Tomás Mondragón, Balmer, Toño el Bocantutu y Moncadita. Del sector del parque hacían presencia Benedito Prada, Eulogio, Carlos Lengua, Eddy Bermúdez, Mazamorra, Juancho Mora con su característico visaje, Zua Zua Jaraba y Carlos Rosales, el rey de la latonería.
Por su parte del sector del Hipódromo, los estelares; Mario Caravelini, El Cresu, El Rocha, Nicanor, los hermanos Ricardo y Basi Comas, El Kene, Chingolo, Freddy Catalino, Walter Piñerez, Chaparro, Alfredo Rangel alias El Porrú, Salomón Severiche, El Popy, Jhon Mejía, el filibustero de Ramón Viñas, luciendo sus piernas gruesas y velludas con unas pantalonetas remingadas que al menor descuido se le salían las chácaras, y mi persona.
Cruzando trocha para cortar camino, de Camilo Torres aparecían a través de un espeso pastizal donde tenían que esquivar un maizal en predios de la finca del viejo Carlos Acuña. La Codorniz y un muchacho de baja estatura, moreno delgado, de calvicie prematura. Que ataviado de buzo negro -al estilo Sancovicks- gorra roja en cuyo frente decía Cenalgodón y raídas rodilleras, Luchonni Tapionni bautizó con el apodo de "EL ARQUERO DEL MAIZAL".
De éste incógnito personaje, jamás se supo de su nombre y procedencia. Y se hizo famoso dentro del combo, gracias a sus excelentes cualidades como guardavallas. Era un felino para albolerase de palo a palo, sin importarle lo agreste del terreno, que por culpa del transitar de las reses, siempre se mantuvo tolondronú. Por tal razón, terminó siendo el comodín de todos los equipos que se peleaban sin cesar, los servicios del misterioso ARQUERO DEL MAIZAL

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