EL TROMPO
Por David Fontalvo Baquero
Ingeniero Civl, escritor y poetaCuando aún no había pavimento en nuestro barrio, una de las tantas diversiones que teníamos en nuestra niñez y adolescencia, era jugar en las calles, y dentro de esos juegos estaba el del trompo: vamos a bailar trompo, decíamos.
El trompo, tenía varias formas de divertirnos, se podía hacer malabares bailando el trompo: se bailaba a pitica jalada(para principiantes), tirado desde arriba de los hombros y con fuerza, que era como más bailaba ya que se le imprimía más rotación, se cogia bailando con los dedos a la palma de la mano, con la uña, con toda la mano o "macheteado", con la pita hacia el aire y esperarlo en la palma de la mano, en fin de muchas formas de acuerdo a la destreza del bailador de trompo.
Otro juego, era el "paseo loco", que se jugaba entre varios y consistía en que alguno de los jugadores debia poner su trompo en el suelo y los demas por turnos y bailando el trompo, debían tocar al que estaba en el suelo.
Primero debiamos seleccionar los turnos para definir quien ponía el trompo en el suelo. Tazabamos una línea en la tierra y tirábamos a bailar el trompo sobre esa linea, para que el clavo marcara donde tocó o se acercó a la raya. El que se alejara más de la línea, ponía el trompo en el suelo.
Así, pasábamos horas jugando y bailando trompo...
Otra modalidad de jugar con el trompo, era jugar una "hoya" u "olla" que es como un paseo loco, pero con una meta y con penalidades al que llegara al final con el trompo en el suelo. La penalidad se llamaba "cuajo".
Vamos a jugar una hoya a 3 o 5 "cuajos", desde el poste de la señora tal, hasta el poste de fulano.
En esa época la distancia entre los postes de la luz, eran una medida de longitud que que nos permitia dimensionar las áreas de los diferentes juegos que jugábamos.
El juego de la hoya, consistía en llevar el trompo que está en el suelo, golpeándolo con los trompos bailando, pero el que fallara debía poner el trompo en el suelo y el que estaba, comenzaba a bailar su trompo como los demás hasta que el juego llegara a la meta.
Terminada de recorrer la distancia y llegar a la meta, venían las penalidades para el perdedor, osea, el que llegó con el trompo en el suelo, este debía recibir los 3 o 5 "cuajos" por cada jugador, según lo pactado.
El cuajo, era un golpe infringido al trompo perdedor, con la punta del clavo de los trompos ganadores.
Los hoyos causados por los cuajos en la madera de los trompos, les llamábamos pondo y a los pedacitos de madera desprendida por el cuajo, coquito.
Era el tiempo, en que el llamado era un chiflido, o simple y largo grito:
Fulanitooo..
...juguemos una hoya...



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