EL BARRILETE
Ingeniero Civil, escritor y poeta
En la epoca estudiantil, iniciabamos clases a comienzos de febrero y siempre estábamos pensándo en los días de descanso.
Ya a mediados de junio y próximos a las vacaciones de mitad de año y vísperas de la fiestas de San Pedro y San Pablo, se iban cuadrando los programas para disfrutar de las vacaciones, dentro de estos estaba remontar barriletes en sus diferentes modelos: la cometa, el cajón, la banqueta y el barrilete propiamente dicho, de 5 varitas, arqueado, con run run, con sus alas y la infaltable cola.
En nuestra infancia, lograr tener o mas bien hacer el barrilete, era toda una odisea.
Lo primero era conseguir las cinco varitas o más bien seis, por si alguna se partía en el proceso de fabricación.
Cada sector del pueblo, compuesto por varios barrios, contaba con su modista, sastre, zapatero, la vende fritos, el mata puerco, etc...y la casa donde hacían bollos limpios; esta casa era de gran importancia ya que ahí era donde conseguiamos las varitas para los barriletes, de lo contrario tocaba comprarlas en el mercado donde las vendían por mazo, lo que era más difícil por el costo, pero siempre aparecía una casa donde uno de los padres traía el mazo de varitas y resuelto el problema para todos.
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| David Fontalvo Baquero |
Vale la pena recordar que las varitas se conseguían en la casa de los bollos, porque estos son envueltos en las hojas de una palmera conocida como palma amarga, a estas hojas, para que quedarán mas maleables y suaves, se les extraian las venas que les dan fuerza y esas eran las varitas que necesitábamos.
Ya con las varitas y con una bola de "hilo de coser" comprada en la tienda de la esquina, o extraída de la máquina de coser Singer de la abuela, iniciaba la construcción de la armadura del soñado barrilete.
Eran varios días para lograr llegar al punto de tener la armadura lista.
En las conversaciones de la esquina se oían los comentarios: ya fulano tiene su armadura lista; Eso era un gran logro.
La otra etapa crucial era forrar la armadura, ya que había que conseguir el papel de barrilete y el almidón para pegar el papel a la armadura.
Para comprar los pliegos de papel, se ahorraba de la platica de la merienda o los papás lo regalaban...
...pero y el almidón? ...a veces en la casa había almidón que lo usaban para planchar la ropa, ya que al almidonar la ropa en el proceso de lavado, en especial los pantalones de lino, estos quedaban tesecitos.
Si no habia almidón lo hacíamos, con una yuca que rayabamos, le sacábamos el almidón en polvo, lo cocinabamos y esperábamos que se enfriara...Otra opción, era la uvita (blanca) de un árbol común en las cercas de los patios.
Ya pegado el papel con sus alas y el run run, se le ponían los hilos y solo faltaba conseguir la cola y el hilo perle para remontarlo, pero... y la cola...
Por lo general, donde la modista o el sastre se conseguían los retazos, de lo contrario nos tocaba cortar las tiras de tela de alguna ropa vieja, generalmente salía de un pantalón que lo cortábamos y nos queda un calzón mocho, hoy lo llamamos una bermuda.
Listo el barrilete, iniciaba el disfrute remontandolo en la calle, las líneas eléctricas eran un obstáculo, pero sabíamos sortearlo, como también la guerra aérea que se armaba entre barriletes.
De los barrios cercanos, surgían unos barriletes con cuchilla en la cola que pretendían cortar los hilos de nuestro barrilete y este "se iba de liga". Pero nuestra defensa antiaerea era también temida y eficaz:
"Las bolas de perro":
Eran dos piedras amarradas en cada extremo de una pita que se lanzaban al hilo del barrilete agresor, este caía y terminaba el ataque.
Había una señora muy creyente, que alguna vez dijo:
" oh! Santa Barbara bendita patrona de todos los vientos, envíanos un ventarrón y elevense barriletes que lo que van a llevar es pita..."
Así, se pasó esa niñez y la adolescencia, parecía que ir al colegio, era el motor que aceleraba la llegada de las vacaciones y con ellas las temporadas de los diferentes juegos.
* DAVID FONTALVO BAQUERO
Nació en Sincelejo, Sucre, Colombia. Ingeniero civil. Es un apasionado por la poesía y se ha dedicado a cultivarla: para rendir un homenaje al amor, a la naturaleza y a la vida integral; inspirándose en lo circundante y en las vivencias, y apelando a la imaginación y a la memoria, en aras de sembrar algunas semillas que coadyuven a la consecución de un mundo mejor.
Nació en Sincelejo, Sucre, Colombia. Ingeniero civil. Es un apasionado por la poesía y se ha dedicado a cultivarla: para rendir un homenaje al amor, a la naturaleza y a la vida integral; inspirándose en lo circundante y en las vivencias, y apelando a la imaginación y a la memoria, en aras de sembrar algunas semillas que coadyuven a la consecución de un mundo mejor.



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