La Ciénaga de la Virgen, crisis socioambiental y el reflejo de una ciudad dividida

  14 Sep 2025 

Por Álvaro Viloria Romero *

La otra cara

La Ciénaga de la Virgen no es solo un ecosistema estratégico; es un paisaje social y ecológico donde se condensan las contradicciones más profundas de Cartagena de Indias. Lejos de la imagen turística de ciudad amurallada, la ciénaga representa la otra cara del desarrollo urbano: la de la marginalidad, la exclusión sistemática y el colapso ambiental. Se pretende realizar un análisis de la crisis socioambiental de la Ciénaga de la Virgen, examinando con precisión los datos de su degradación, las dinámicas sociales de las comunidades que la habitan y la compleja interacción entre la pobreza y el deterioro ecológico. Se argumenta que la situación actual es el resultado directo de un modelo de ciudad que ha privilegiado la inversión turístico-inmobiliaria en detrimento de la planificación urbana inclusiva y la sostenibilidad ambiental.

Contexto geográfico y socioeconómico, una cuenca en riesgo

La Ciénaga de la Virgen es un sistema lagunar estuarino de aproximadamente 3.100 hectáreas, ubicado en el nororiente de la ciudad. Su cuenca hidrográfica abarca unos 137 km² y está conectada al Mar Caribe principalmente a través de varios canales y bocas, cuya dinámica natural se ha visto alterada por la intervención humana. Topográficamente, ha actuado como la principal zona de amortiguamiento de inundaciones para una parte significativa de la ciudad, una función que se ha visto severamente comprometida.

Socialmente, la cuenca es el hogar de más de 600,000 personas, según estimaciones del Plan de Ordenamiento Manejo de la Cuenca (POMCA), lo que representa cerca de un tercio de la población cartagenera. Muchos barrios de la ciudad se alzan sobre sus riberas, muchos de ellos originados por procesos de invasión y urbanización informal. La gran mayoría de estos habitantes son población desplazada por el conflicto armado o migrantes de departamentos vecinos como Sucre y Córdoba, en busca de oportunidades económicas que la ciudad formal les niega. Los índices de pobreza multidimensional en estos sectores superan el 40%, y el acceso a servicios básicos es crítico: se estima que menos del 30% de las aguas residuales generadas en la cuenca reciben algún tipo de tratamiento antes de ser vertidas directamente a caños, arroyos y finalmente a la ciénaga. La falta de alcantarillado y la recolección deficiente de basuras en la cuenca no son meras carencias, son los vectores primarios de la contaminación.

Importancia ecológica y cultural, un capital natural en riesgo

Ecológicamente, la Ciénaga de la Virgen fue declarada Área de Importancia para la Conservación de las Aves (AICA) y es un humedal de importancia internacional bajo la Convención Ramsar. Su valor es incalculable:

· Biodiversidad: Sus bosques de mangle (Rhizophora mangle, Avicennia germinans, Laguncularia racemosa y Conocarpus erectus) son esenciales como zonas de cría, alimentación y refugio para especies como el meagre (Argyrosomus regius), la lisa (Mugil incilis), el camarón blanco (Litopenaeus schmitti) y el icaco (Corbicula fluminea). Es un corredor vital para aves migratorias neárticas y residentes como la garza real (Ardea alba) y el cormorán neotropical (Phalacrocorax brasilianus).

· Servicios ecosistémicos: Su función como esponja natural regula el microclima de la ciudad y protege contra inundaciones. Los manglares actúan como barreras contra la erosión costera y la surgencia provocada por tormentas y huracanes. Además, funcionan como sumideros de carbono azul, cruciales en la mitigación del cambio climático.

· Cultura anfibia: Para las comunidades, la ciénaga es más que un recurso; es el sustrato de su identidad. La "cultura anfibia" se manifiesta en la pesca artesanal, la navegación en champanes y canoas, la gastronomía local y un conocimiento ancestral del ecosistema que se transmite oralmente. La navegabilidad, hoy reducida en un 60% según estudios de la Corporación Autónoma Regional del Canal del Dique (Cardique), era el tejido conectivo de esta cultura.

Problemática socioambiental, un círculo vicioso de degradación

La crisis de la ciénaga es un paradigma de la degradación socioambiental, donde los problemas sociales y ecológicos se retroalimentan.

1. Contaminación por aguas residuales y sólidos: Es el problema más grave. Al menos 440 toneladas de carga orgánica son vertidas diariamente a la ciénaga, según la Universidad de Cartagena. Esto genera hipoxia (falta de oxígeno) y eutroficación, creando "zonas muertas" donde la vida acuática es imposible. A esto se suman más de 120 toneladas diarias de residuos sólidos que, por disposición inadecuada, terminan en el espejo de agua, formando islas de basura.

2. Pérdida de navegabilidad y colmatación: La sedimentación excesiva, proveniente de la erosión de cuencas altas deforestadas y de los mismos rellenos ilegales, ha reducido la profundidad promedio de 3 metros a menos de 1 metro en amplias zonas. Esto imposibilita la navegación, aislando comunidades y acabando con la pesca, lo que a su vez profundiza la pobreza.

3. Invasión de la ronda hídrica y pérdida de manglar: La presión urbana ha consumido más del 40% del área original de manglar en las últimas décadas. Los asentamientos informales no planificados han rellenado y ocupado la ronda hídrica, destruyendo el amortiguamiento natural y reduciendo la capacidad hidráulica del cuerpo de agua, lo que aumenta el riesgo de inundaciones catastróficas para los mismos habitantes durante las lluvias torrenciales.

4. Sobreexplotación de recursos: La pesca indiscriminada, incluyendo métodos nocivos y de malla ilegal, ha llevado a que especies clave estén sobreexplotadas, con una reducción estimada del 70% en las capturas en los últimos 30 años, según asociaciones de pescadores.

Fracaso colectivo

La Ciénaga de la Virgen se encuentra en un punto de no retorno. Su crisis no es un fenómeno aislado, sino el síntoma de un fracaso colectivo en la gestión del territorio. La marginalidad de sus comunidades y la destrucción de su ecosistema son dos caras de la misma moneda: la de una ciudad que ha crecido de espaldas a su geografía y a una parte significativa de su población. Comprender la profundidad de esta crisis socioambiental es el primer paso indispensable para cualquier intento serio de rehabilitación, un desafío que requiere, ante todo, una transformación profunda del modelo de desarrollo urbano de Cartagena. El futuro de Cartagena no se juega solo en sus hoteles y murallas, sino, decisivamente, en la capacidad de devolverle la vida a las aguas turbias de su ciénaga y, con ello, la dignidad a quienes habitan en sus orillas.

Gerente de Proyectos de Enterritorio SA y exgerente de Aguas de Bolívar SA-ESP; Ingeniero civil, especialista en Análisis y Gestión Ambiental, Gerencia Pública, Consultoría Ambiental y Gerencia de Proyectos de Construcción.

Las opiniones expresadas por el autor de esta columna no reflejan necesariamente las de la institución donde trabaja.

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