Isla Grande, La Mesopotamia del Magdalena
Por Eduardo Pertuz
Médico especialista en medicina alternativa
Cronista y expedicionario
Tal vez parezca una exageración, pero visitar Isla Grande y ver lo fértil que es la tierra me hizo recordar ese gran territorio de la Mesopotamia, entre los ríos Tigris y el Éufrates, principalmente en lo que hoy es Irak. Todos los frutos de la tierra en la isla son grandes, nutritivos y muy ricos, me imagino por los nutrientes que les provee el río.
Isla Grande, también llamada la despensa agrícola de Magangué, en el departamento de Bolívar, queda en el medio del río Magdalena. Hoy por hoy reviste mayor importancia por los nuevos puentes, el Santa Lucia y el Roncador, uniendo Yatí con Bodega. Estos puentes en su paso convergen en la isla, convertida hoy corregimiento de Magangué desde 1958.
Quienes desde la costa Atlántica visiten la ciudad de Mompox y pueblos aledaños, pueden usar esta moderna construcción, dándole un impulso al desarrollo de la región.
Isla Grande mide 10 kilómetros de largo por 6 kilómetros de ancho, tiene historias que contar como el nombre de uno de sus puentes, Roncador, llamado así porque en antaño esa zona era muy boscosa, el rugir de los jaguares y el gruñir de los monos formaban un gran eco que podía oírse a kilómetros, cuentan los primeros habitantes de la isla que en las noches oscuras daba hasta miedo mirar para la zona roncadora, y a veces en verano estos “tigres” nadaban hasta la isla para llevarse sus animales.
Los fines de semana los campesinos de Isla Grande atienden un número cada vez más creciente de turistas que llegan a disfrutar de sus ricos platillos típicos del rio, como Mojarra, Bagre rayado, Blanquillos, Bocachico, Doncella y Mojarras; por supuestos acompañados de unos enormes y deliciosos Plátanos, Bananos, Yuca, Ñame, Maíz, Frijol, Habichuela, Berenjena, Ají, y frutas como Guayaba, Papayas, Mangos, Guanábana, entre otras.
Esperemos pronto apreciar el asentamiento indígena hallado en la construcción del puente, seguro tendrá mucha historia que contar.
Especial agradecimiento a Eliecer Torres por la fina atención en su casa y el suculento almuerzo preparado, a Ximena Botero por la gran logística que facilito todo, a Álvaro Viloria y a David Luna Payares, quienes con su conocimiento aportaron datos para la crónica.
“Quien vive temeroso, nunca será libre”. Quinto Horacio Flaco.