EL GRAN NERY

Por Wilberto Peñarredonda      


Plenos carnavales novembrinos del año 1985. La gente en Magangué alborozada, como es costumbre,   creaneando la forma de pasarla bacano y rebuscarse el billete para darle rienda suelta al  regocijo que genera las festividades en honor al Dios Momo.
En vista de estas circunstancias Kurtis Butrón Hodwalker, el popular Tikur reconocido personaje de esta urbe, inventó colocar en esa época, una caseta en los predios de la desaparecida arrocera San Jorge, que estaba ubicada en toda la Avenida Colombia, más exactamente enfrente del taller de Mañe Mico.
Kurtis, para darle un ambiente innovador, verbenero y  efectivo, contrató al afamado picot  barranquillero El Sibanicu, que mandaba la parada junto al Gran Piguán, El Rojo, El Bombardero y El Gran Fidel, entre otros, en tierras curramberas.
Una soleada mañana dominguera del primer día de la jarana carnavalera, dispuestos a iniciar la tradicional jornada de bola e' trapo en la alborozada calle del hipódromo, fuimos sorprendidos por el cadencioso sonido del tema "La Casa" de Chico Buarque, que emanaba de la avenida Colombia, acompañada de una glosa publicitaria en la voz del inconfundible Mike Char. En efecto, era el Sibanicú, que calentaba motores para la primera noche verbenera en la caseta del Tikur.
Nery Rico, mecánico automotriz de origen sinuano y que vivía a pocos metros de ahí, calilla en boca ordenó a Olimpo, su hijo mayor, que encendiera su picot.
Un destartalado aparato cuyo bafle tenía pintado el rostro chaflaneado de un negro luciendo una cachureta corona y en el que se leía debajo en letra imprenta "El Gran Nery", con el fin de contrarrestar la música que rebervecia de la potente máquina barranquillera. Pero los esfuerzos fueron en vano, la canción Panamá de la Banda Show que usaba como tema de presentación de su vetusto amplificador, quedó ahogada ante los decibeles del Sibanicu.  
En cuestión de segundos, un ruido ensordecedor similar al emitido por las aspas de un abanico de mesa, y precedido de una densa humarada comenzaron a salir del Gran Nery, presagiando un descomunal dañó, que ni Maximo Durán, versado radio técnico de Olaya, pudo reparar.

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