La IA: una herramienta poderosa… pero con límites

 13 Jul 2025

Por Álvaro Viloria Romero *

Vivimos en la era del clic fácil, donde la Inteligencia Artificial -IA – se ha convertido en una especie de genio moderno. Desde resolver problemas matemáticos, redactar ensayos, responder entrevistas, hasta ofrecernos consejos emocionales como si fuera un terapeuta, la IA no es el futuro, es el presente.

Herramientas como ChatGPT, Gemini o Copilot nos sorprenden cada día con sus capacidades, pero ¿estamos usándolas con conciencia ¿Sabemos lo que ponemos en juego cada vez que confiamos en un sistema automatizado? La IA no tiene límites mágicos, sino humanos, y el mayor reto es recordar que nosotros debemos establecer esos límites.

Preguntas que deberíamos hacer
Para usar la IA de manera responsable, hay preguntas simples pero poderosas que deberían acompañarnos siempre. Estas nos obligan a hacer una pausa y pensar, algo revolucionario en un mundo de inmediatez digital:

  1. ¿Qué herramienta necesito realmente? Nos dejamos llevar por lo popular, pero no siempre la IA más conocida es la más adecuada. Elegir la herramienta correcta implica conocer nuestras necesidades y no sucumbir al brillo de la novedad.
  2. ¿Puedo confiar en la respuesta? Que la IA suene segura no significa que sea precisa. Los modelos pueden inventar datos o generar respuestas que ‘suenan bien’ pero no están basadas en hechos. Sin un pensamiento crítico, esto puede llevar a trabajos mal hechos o decisiones equivocadas.
  3. ¿Qué datos estoy compartiendo? Muchos usuarios no saben que la información que ingresan puede ser almacenada, analizada o incluso publicada sin su consentimiento explícito. La privacidad es un bien preciado, y la IA no siempre juega limpio en este aspecto.
  4. ¿Realmente necesito usar IA para esto? No todo requiere una solución automatizada. A veces, un lápiz, una conversación o un poco de esfuerzo personal son suficientes. Usar IA para todo no solo nos hace dependientes, sino que también tiene un costo ambiental: los servidores que alimentan estas herramientas consumen enormes cantidades de energía y agua, un impacto que rara vez consideramos.

El costo oculto de la IA
Mientras admiramos la fluidez con la que una IA redacta un texto o resuelve un problema, ignoramos el impacto ambiental de estas acciones. Cada respuesta generada puede requerir miles de litros de agua y grandes cantidades de energía. ¿Vale la pena usar ese poder para tareas que podríamos resolver con una búsqueda sencilla o una conversación con un amigo? La sostenibilidad es un factor que no podemos pasar por alto si queremos un futuro equilibrado.

Una herramienta, no un reemplazo
No se trata de demonizar la IA ni de rechazarla. Al contrario, se trata de celebrarla y democratizarla desde una perspectiva ética. La IA es una herramienta poderosa que amplifica tanto lo bueno como lo malo de la humanidad. Si la usamos sin cuestionarla, corremos el riesgo de volvernos pasivos, dependientes y menos humanos. Pero si la empleamos con criterio, puede ayudarnos a ser más eficientes sin sacrificar lo que nos hace únicos: nuestra creatividad, nuestra capacidad de conexión, nuestra ética y nuestro pensamiento crítico.

La revolución consciente
La IA no piensa, no siente, no juzga; solo amplifica nuestra intención. Por eso, la verdadera revolución no es tecnológica, sino consciente. Comienza con hacernos responsables de cómo y para qué usamos estas herramientas. No deleguemos nuestras decisiones más humanas ni permitamos que la IA nos convierta en usuarios pasivos. La creatividad, la conexión humana y el pensamiento crítico son irremplazables, y son precisamente lo que debemos proteger en este nuevo mundo digital.

La próxima vez que estés a punto de usar una IA hazte la pregunta clave: ¿de verdad necesito esto? Porque cuando dejamos de pensar, decidir y sentir, perdemos lo más valioso que tenemos: nuestra humanidad. La IA puede ser una aliada extraordinaria, pero solo si tú pones los límites.

Gerente de Proyectos de Enterritorio SA y exgerente de Aguas de Bolívar SA-ESP; Ingeniero civil, especialista en Análisis y Gestión Ambiental, Gerencia Pública, Consultoría Ambiental y Gerencia de Proyectos de Construcción.

Las opiniones expresadas por el autor de esta columna no reflejan necesariamente las de la institución donde trabaja.

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