ADOPCIÓN VITALICIA

Por: Wilberto Peñarredonda
Cronista, México DF

Para finales de noviembre de 1982, año en que la selección italiana de fútbol de la mano de Enzo  Bearzot se coronaba campeona mundial de España 82, y el Long Play “Todo es para ti” de Diomedes Díaz y Colacho Mendoza rompía record en ventas a nivel nacional, nosotros, los graduados de bachiller de ése año andábamos en ascuas, haciendo diligencias para ver en qué universidad nos presentábamos.
El finado Jorge Larios, Gustavo Arrieta, Miguel Barcha, entre otros, que habían culminado su bachillerato junto conmigo en el Diocesano, ya tenían definido su horizonte. Jorge y Gustavo, la Universidad de Cartagena, Pipe Barcha optó por la Universidad de los Andes de Bogotá y Yo, con la expectativa de irme para los EE.UU donde residían mis tías desde hace más de doce años. Mientras que el flaco Arrieta, hermano de Gustavo, Raúl Payares, Jorge Cárcamo y Albertico Soracá, amigos de barriada los cuales por diferentes circunstancias habían terminado la secundaria en otros planteles, andaban en las misma situación, para no quedarse de pato mamando ron en el American Bar o tirando buchacara en el emblemático Siglo XX.
Jorge Cárcamo, quien años más tarde se convertiría en rutilante figura de la política nacional, le apostaba a la Universidad de Cartagena y a la Universidad Libre de Barranquilla. Institución a donde también se inscribieron, atraídos por el sueño de convertirse en prestantes abogados,  El Flaco Arrieta y “Petete” Payares. Soracá que no era muy asiduo del combo y que a duras penas era referenciado por jugar ajedrez con los profesores del Liceo Vélez, plantel donde se graduó, vio en el Corralito de Piedra el lugar donde gestar sus ímpetus de ingeniero.
Llegó diciembre y el panorama estudiantil no fue muy halagador para la recocha antes referenciada. Jorge Larios y Gustavo, no pasaron en la Universidad de Cartagena, el flaco Arrieta postergó, por un lio de faldas, su ida a Barranquilla y el viaje mío al país del Tío Sam se avinagró. Los que coronaron fueron Jorge Cárcamo, el cual logró pasar en ambas Universidades, decidiéndose por prestigio y cercanía por el alma mater de la Heroica, a donde también fue a parar Albertico. Mientras Miguel Barcha y Payares entraron sin problemas en entidades privadas, como la Universidad de los Andes y La Universidad Libre, respectivamente.
Quien le dio la noticia a Cárcamo, que había pasado en Cartagena fue Soracá, la noche en que Jorge y Raúl, se disponían a viajar en bus de once de Expreso Brasilia a La Arenosa, ciudad donde harían el examen de admisión de la Unilibre.
William Alberto, con su recortada figura y gesticular parsimonioso, abordó a Jorge que presurosamente pasaba por el bulevar del Teatro Manuel Ramón con dirección a los transportes. Luego de sacar del bolsillo de su pantalón un arrugado papelito, donde tenía los nombres y códigos de las personas admitidas en la Universidad de Cartagena por el Sur de Bolívar,  le comunicó la buena nueva a quien desde ese momento, se convertiría en su hermano adoptivo y ángel de la guarda vitaliciamente